Ecología

Resistencia a los antibióticos y ganadería

Resistencia a los antibióticos y ganadería

El grave problema de la resistencia a los antibióticos generado por la ganadería

Los antibióticos son medicamentos que sirven para prevenir y para tratar las infecciones bacterianas. Como consecuencia del abuso de estos fármacos, las bacterias mutan y desarrollan la resistencia a los antibióticos. Las bacterias “aprenden” y se adaptan a nuevos medios, de forma que los antibióticos dejan de ser eficaces.

El uso de antimicrobianos por parte de la industria ganadera es uno de los principales causantes de este fenómeno de mutación de las bacterias. Ocurre tanto en pequeñas granjas familiares de ganadería extensiva, como en las grandes granjas y piscifactorías. Este abuso de antibióticos persigue el crecimiento acelerado de los animales para obtener mayor rentabilidad. También persigue la medicación de animales sanos con el objetivo de prevenir infecciones.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ocho de cada diez antibióticos utilizados en el mundo son administrados a animales. Primero como estimulantes a su crecimiento y tras su prohibición, son administrados a los animales que enferman a causa de las terribles condiciones en las que son enjaulados. 

Como consecuencia, más de 700.000 personas mueren cada año en el mundo debido a las infecciones generadas por las “superbacterias”, es decir, bacterias que han desarrollado la resistencia a los antibióticos. 30.000 de estas muertes se producen en Europa.

Esta preocupante situación, lejos de ser combatida eficazmente por las entidades responsables de la sanidad o de la industria ganadera, aumenta año tras año. El volumen de antibióticos utilizado en animales crece en todo el mundo debido a la también creciente demanda de alimentos de origen animal. Solo es posible atender esta demanda masiva de carne mediante la cría masiva de animales en granjas industriales y mediante prácticas de ganadería intensiva, macro mataderos, etc.

Las autoridades sanitarias mundiales apelan a la buena voluntad de las personas que crían ganado para que adopten buenas prácticas y limiten el uso de los antibióticos en el ganado. Sin embargo, en la industria ganadera lo único que cuentan son los beneficios. Y la propagación de la resistencia antimicrobiana no es un factor que parezca importarles, según reflejan los datos a nivel general. 

En la industria ganadera se utilizan 27 tipos de antibióticos diferentes. La práctica más utilizada es la incorporación de los antibióticos a los piensos de todos los animales, estén o no afectados por infecciones, para beneficiarse de la práctica fraudulenta de la aceleración del engorde que los antibióticos producen en los animales.

Independientemente de tratarse de una granja de cría intensiva o extensiva, animales como cerdos, ovejas, vacas y gallinas son confinados y sometidos al estrés de las prácticas ganaderas. Los ganaderos exponen a los animales a todo tipo de residuos, situación que hace bastante posible que una infección se contagie y se extienda.

La situación se agrava en las granjas de tipo industrial o cría intensiva, el único modelo de producción que hace posible atender la demanda de carne actual que continúa creciendo. Sencillamente, para que haya carne para todas las personas, la ganadería extensiva no produce lo suficiente, es imprescindible prácticas ganaderas en las que los animales viven hacinados en recintos insalubres. No mantienen a los animales secos y limpios, sino rodeados de estiércol y de cadáveres de otros animales muertos, tal como desvelan las investigaciones realizadas en granjas por diferentes fotoperiodistas e investigadores/as.

Se prefiere medicar sin control a los animales con antibióticos antes que gastar recursos en separar a los animales, atenderles, limpiar el estiércol regularmente, etc.

Como siempre, las principales víctimas de la situación son los animales, seres capaces de sentir todo lo que se les hace, que viven en una situación de explotación injusta, y cuyas vidas son arrebatadas prematuramente sin haber conocido la libertad ni haber disfrutado de la vida. El breve lapso de tiempo que es su vida, se convierte en una situación de confinamiento, abuso y explotación.

Pero además hay otras vidas en juego, las vidas de los cientos de miles de seres humanos que pierden su vida anualmente al no poder hacer frente a sus enfermedades por culpa de la resistencia de las bacterias a los antibióticos que la ganadería está generando año tras año. Y seguirá creciendo, hasta que un día se convierta en una crisis sanitaria mundial de proporciones ingestionables.

Cada vez es más importante que las personas tomemos consciencia de la necesidad del abandono del consumo de carne y demás productos provenientes de la explotación animal. Una necesidad cada día más visible y cada día más imperativa. 

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